Los cables y conductores eléctricos son componentes fundamentales en cualquier instalación eléctrica, ya sea residencial, comercial o industrial. Están diseñados para transmitir energía eléctrica de manera segura y eficiente desde una fuente de energía hacia los dispositivos o equipos que la necesitan. Los cables están compuestos por conductores, generalmente de cobre o aluminio, que permiten el paso de corriente eléctrica, y están recubiertos por una capa aislante que protege contra cortocircuitos, sobrecalentamientos y posibles choques eléctricos.
Existen diferentes tipos de cables y conductores, según el uso y las características específicas de cada instalación. Los cables pueden ser unipolares o multipolares, y se clasifican en función de su voltaje, resistencia a la corrosión, flexibilidad y capacidad de conducción. Por ejemplo, los cables de baja tensión se utilizan en instalaciones domésticas, mientras que los cables de alta tensión son esenciales para transmitir electricidad a largas distancias o en instalaciones industriales de gran escala.
Además, los cables y conductores eléctricos pueden contar con características adicionales como resistencia a altas temperaturas, a la humedad o a productos químicos, lo que los hace aptos para aplicaciones en entornos difíciles. También se encuentran disponibles en versiones blindadas o sin blindaje, dependiendo de la protección adicional requerida.
La correcta selección, instalación y mantenimiento de cables y conductores es crucial para garantizar la seguridad de la instalación eléctrica y evitar riesgos de incendios o accidentes.